By Pamela Erin Mason Ramos.
Asumir el poder de transformación del lenguaje nos permitirá expandir el alcance de nuestra lucha por la justicia social al construir canales comunicativos en los que nadie quede fuera.
Las palabras tienen un gran poder y este es su capacidad de cambiar, evolucionar y adaptarse al contexto sociohistórico. Durante mucho tiempo, se ha compartido la idea de que el lenguaje es fijo, que es algo preexistente al ser humano, sin embargo, no es así. En este artículo, te contamos sobre la capacidad de transformación del lenguaje y la importancia de usar el lenguaje inclusivo en nuestras comunicaciones, tanto en las organizaciones en que trabajamos como en la vida cotidiana. Asumir el poder de transformación del lenguaje nos permitirá expandir el alcance de nuestra lucha por la justicia social al construir canales comunicativos en los que nadie quede fuera.
¿Cómo funciona el lenguaje?
Somos las personas las que creamos el lenguaje para poder expresar las maneras en las que experimentamos y percibimos el mundo, a nosotras, nosotres, nosotros mismos y a las demás personas. Es únicamente la costumbre lo que nos hace creer que ciertas formas de expresión son esenciales para dar sentido a nuestra existencia y al entorno que nos rodea, ya que, en realidad, el lenguaje siempre se ha adaptado a las necesidades de las sociedades y su cultura y no al revés.
En este sentido, una de estas maneras de vivir el mundo es a partir del género con el que nos identificamos. El uso del lenguaje tradicional, perpetuado por la cultura patriarcal, ha sido fundamental en la construcción y refuerzo de una identidad masculina absoluta que pretende representar a todo el género humano. Lastimosamente, esto ha implicado que se borren las experiencias (y hasta se niegue la existencia) de más de la mitad de la población, incluidas las mujeres, las personas LGBTIQ+, las personas no binarias, etc. Por eso, el lenguaje inclusivo actúa como una herramienta poderosa para desmantelar dichas nociones arraigadas y avanzar en la búsqueda de sociedades más equitativas.
¿Por qué no debemos temer usar el lenguaje inclusivo?
Entendemos que para algunas personas el uso del lenguaje inclusivo es problemático. Y es que desafiar las normas sociales, especialmente en cuestiones de género, puede generar incomodidad y temor a que se modifique el mundo que habitamos. Hay quienes argumentan que el lenguaje no puede cambiar y que usar la forma tradicional es suficiente. No obstante, un esfuerzo por escuchar a las poblaciones supuestamente incluidas en el lenguaje androcéntrico (que sitúa al hombre como sujeto de referencia universal, y por tanto excluye e invisibiliza a las mujeres e identidades no binarias) permite observar otra realidad. Preguntémonos entonces, como organizaciones que buscan la justicia social, ¿quién puede explicarnos mejor cómo se experimentan los procesos de representación identitaria a través del lenguaje que las propias personas que los viven?
Por eso, el uso del lenguaje inclusivo es un acto político con importantes implicaciones sociales. Cuando decimos "lo que no se nombra no existe", te invitamos a reflexionar en el impacto que esto tiene en la vida de quienes demandan ser nombradas y nombrades; recordando que nombrarles no pone en riesgo la existencia de nadie.
Aprovechando el poder de transformación del lenguaje
El lenguaje inclusivo nos ofrece un espacio lingüístico para expandir el mundo y crear una sociedad más justa. Por eso es importante escuchar, reconocer, respetar y visibilizar a las personas que no se identifican con el uso del masculino como genérico o que existen fuera de las categorías binarias de género (hombre-mujer).
Ya sea utilizando símbolos como la “x”, “_”, o el “@”, utilizando la “e” para nombrar identidades no binarias, o adaptando el lenguaje neutral para evitar expresiones que impliquen el masculino como genérico (por ejemplo decir “Todas las personas merecen ser representadas” en lugar de “Todos merecen ser representados”), integrar estos conocimientos en las comunicaciones de una organización e individuales tiene el poder de expandir el alcance de nuestro mensaje, a la vez que da forma a un mundo más amplio y más justo, donde la diversidad no sólo existe, sino que también se reconoce y se nombra.
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